Bruselas, una ciudad más conocida
actualmente por ser sede de instituciones europeas que lo que da de sí en una
visita turística. Tiene un centro histórico precioso, comenzando por la Grand Place , una auténtica joya
arquitectónica. Luego es recomendable perderse por las intrincadas calles que
la rodean y encontrarse, sin querer, con el Manneken Pis o muchos murales en
las casas con cómics como los de Tintín.
Visitas casi obligadas serian el
parque del Cincuentenario cerca de la zona del Parlamento Europeo (¡puaf!), el
Atomium, símbolo de Bruselas, situado en la zona norte de la ciudad, y por su
puesto, a los que nos gusta el arte los Museos Reales, de Bellas Artes. Museos
inmensos, donde se pueden disfrutar de las obras de los artistas flamencos de
siempre (Van der Weyden, Van Eyck, Bouts, Brueghel, etc.) hasta obras de
Delvaux, Ensor o Magritte. ¡Impresionante!. Bruselas tiene tres estaciones de
tren, donde puedes ir para coger el tren o autobús y hacer excursiones.
Transportes cómodos y asequibles de precio.
Antes de continuar, diré tres cosas
encantadoras de Bélgica:
1)
La cerveza. Hay 500 tipos de cerveza
diferentes (no las probé todas)
2)
El Chocolate. Para la persona que le
guste, es un paraiso. Hay chocolaterias por todas partes y de una calidad extraordinaria.
3)
Les Frittes (patatas fritas). Te las
venden en tiendas, restaurantes y quioscos callejeros. Las prové dos veces y
son extraordinarias. Las pides con un refresco o una cerveza y las tomas en un
banco o por la calle y a gozar (con o sin salsa). Elige tomate, mayonesa o a
palo seco y además ¡baratas!.
Siguiendo con la tónica de excursiones,
que mejor que ir, por ejemplo a Amsterdam. Una ciudad en la que por desgracia,
sólo estuve unas horas. Me dio tiempo de ir a la plaza Damm, la más céntrica, a
coger un barco por los canales (1 h. = 15 €) -precioso el paseo- acercarme al
Barrio Rojo (sólo a mirar) y darme cuenta de que es una ciudad totalmente
tolerante y abierta. Estuve, fuera, en un coffeshop, donde la gente toma
libremente hachis y marihuana. Otras cosas que me llamaron la atención es ver
circular por la calle una especie de bicicleta donde 8 personas pedalean en los
costados, mientras en el centro hay una mesa con un grifo de cerveza y su
correspondiente barril. Mientras pedalean, cogen otro pedal. Todo legal. En
Amsterdam pedalean diariamente unas 600.000 bicicletas que tienen prioridad en
las calles incluso a los peatones. Si le añades los tranvías, autobuses y la
circulación habitual, la cosa se complica a la hora pulular. Aunque difícil es
una ciudad que se está planteando reducir la circulación con coche en el
interior.
Y por último fui a Luxemburgo. Una
ciudad con menos habitantes que nuestra querida Lleida. Visita de un día, más
que suficiente. Es preciosa, pero me temo que el día a día de los ciudadanos
tiene que ser muy aburrido.
Consejos: Si vas a Bruselas, paciencia
cuando llegues al aeropuerto. Es inmenso y para encontrar el autobús o el tren
cuesta un poco. Luego está todo perfectamente señalizado.
Utiliza calzado cómodo. Hay muchas
calles empedradas en todas las ciudades y sobre todo imprescindible el paraguas
o chubasquero Llueve que te…mojas. En Gante o Brujas no hablan francés. Lo
odian. Mesuena de de algún idioma si lo hablas en el “foro”.
Merece mucho la pena ir.
Au Renoir
Dag (adiós en flamenco)
Fernando
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada