El sprint hacia la incompetencia - Antonio Bravo (*)-
En toda organización jerárquica, los individuos tienden a ascender hasta
llegar a su nivel de incompetencia.
Esta es la tesis defendida en el principio de Peter y que, según el autor
de este artículo, sigue estando plenamente vigente debido al anhelo y la
ambición individual de alcanzar cuanto antes el nivel más alto.
HACE casi treinta años (a fecha de hoy 51) que el Dr. Laurence J. Peter (profesor de universidad) y Raymond Hull (autor teatral y productor de televisión) comenzaron a sentar las bases de lo que denominaron el principio de Peter. El libro que escribieron conjuntamente poco después fue un best seller de gran éxito en muchos países.
El principio venía a decir, simplificadamente, que en toda organización jerárquica los individuos tienden a ascender en la jerarquía hasta llegar a su nivel de incompetencia. En cualquier organización, con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones.
¿Refleja este principio una simple presentación humorística de sus autores o, por el contrario, es una descripción científica de la realidad? ¿Es este principio tan universal como sus autores afirmaban, al decir que la incompetencia no tenía barreras de tiempo ni de lugar? ¿Es cierto que el funcionamiento de la sociedad, y en especial de las empresas, tiende irremediablemente a sumirse en un grado de incompetencia muy avanzado? ¿Es cierto que la mayoría de los hombres y mujeres, particularmente en el ámbito profesional, manejan chapuceramente sus asuntos? ¿Sigue este principio teniendo vigencia hoy en día o, por el contrario, es sólo un reflejo de lo que ocurría en nuestra sociedad avanzada hace ya muchos años, cuando sus autores lo enunciaron?
Cuando me preguntaron si podía preparar un breve artículo sobre la actualidad del principio de Peter me hice estas preguntas y otras parecidas. Al no saber muy bien cómo responderlas, me dediqué a reflexionar largo rato sobre el tema, intentando recordar casos y anécdotas vividas que me hicieran pensar en el principio (mi profesión no deja de ser una buena atalaya para ello), y a transmitir las preguntas a muchas otras personas a mi alrededor. Al principio, las personas a las que abordé con estas preguntas, generalmente colaboradores, clientes y amigos, recibieron con sorpresa mi interrogación. Pero casi todos fueron dándome, poco a poco, su opinión al respecto.
Principio vigente.
El resultado de mi -llamémosle- encuesta ha sido claro, aunque por la forma de realizarla y por el universo elegido no me atrevería a calificarla de proceso científico, sino más bien de simple observación; el principio de Peter sigue estando muy vigente. Nuestra sociedad coloca en numerosos puestos de responsabilidad a personas altamente incompetentes para esas funciones. A todos nos viene inmediatamente a la mente un sin fin de ejemplos ilustrativos.
Hemos visto repetidamente cómo, al poco tiempo de inaugurar las obras de una calle o carretera, ésta se ve irremediablemente abierta de nuevo con una zanja, porque alguna compañía de servicios precisa modificar sus instalaciones. Hemos visto cómo, después de lograr repetidamente sus cuotas de ventas, el mejor vendedor de una organización comercial ha sido nombrado director de ventas y ese ha sido, precisamente, el punto de inflexión en el que han comenzado a decrecer las ventas de la compañía.
Hemos visto cómo, tras sus importantes éxitos médicos, el más eminente cirujano de un importante centro hospitalario ha sido incapaz de conducir adecuadamente el centro desde que le nombraron gerente. Hemos visto cómo, después de varios años arrolladores, el director de marketing que había conseguido éxitos esplendorosos de imagen y de penetración de mercado de los productos de una compañía, no podía impedir que ésta entrara en pérdidas a los pocos meses de ocuparse de la dirección general...
¿Cómo se llega al nivel de incompetencia?
Normalmente se sigue el camino voluntario. Es la ansiedad de uno mismo, el anhelo y la ambición del candidato a incompetente, que le hace pensar que lo más importante en la vida es trepar en las organizaciones, lo más pronto posible, hasta los más altos niveles. Pasa con frecuencia en individuos muy jóvenes. Hacen méritos para ascender, sin comprender en ocasiones el contenido del puesto al que aspiran.
Camino forzado.
Pero otro camino, muy frecuente, es el forzado. Es la propia organización la que, por diferentes motivos, obliga al candidato a ascender a un puesto en el que demostrará a la larga su incompetencia. El individuo puede a veces negarse a seguir este camino (esto demostrará su inteligencia), pero en otras ocasiones no tiene más remedio que aceptar o simplemente dejarse llevar por los cantos de sirena.
¿Cómo se sale del nivel de incompetencia? Lo más normal, hace unos años, era no salir nunca del nivel de incompetencia (como decía el principio de Peter) y permanecer en él para siempre realizando funciones de forma chapucera o, simplemente, no haciendo nada. En teoría, el individuo en este nivel ya no sería ascendido nunca más.
Quizá actualmente puede decirse que muchas organizaciones se han hecho más abiertas a los cambios y más flexibles, y otras sencillamente no pueden soportar su coste o permitirse mantener a largo plazo la incompetencia como una ventaja competitiva diferenciadora. Es por ello que cada vez se ven más casos en los que el incompetente llega a ser expulsado de la organización, en la que ya no tiene un lugar que ocupar. En el fondo es mucho mejor que así ocurra ante la posibilidad de que sea la propia organización la que sea expulsada de mercado y se vea amenazada de muerte.
Pero existen también casos excepcionales en los que quien se encuentra en el nivel de incompetencia reacciona, se da cuenta de ello y hace lo posible por regresar al nivel de competencia en el que se encontraba previamente, en la misma o en otra organización. En mi modesta opinión, la persona que pasa por esta experiencia no debe ser nunca considerada un derrotado y demuestra una gran inteligencia y capacidad.
En resumen, podríamos concluir que aunque estamos en un mundo en e1 que no existen dos individuos o dos organizaciones idénticas -y por ello es tan difícil plantearse la universalidad de cualquier principio-, el principio de Peter puede seguir considerándose vigente o, al menos, resulta un instrumento interesante y entretenido para analizar algunas situaciones que vivimos cotidianamente en el deambular de los humanos por las telarañas de las organizaciones jerárquicas.
Quisiera terminar con un pensamiento que daban los creadores del principio de Peter en su libro: "Si el hombre quiere rescatarse a sí mismo de una futura existencia intolerable, debe, ante todo, ver adónde le conduce su insensata escalada. Debe examinar sus objetivos y comprender que el verdadero progreso se logra moviéndose hacia delante en busca de una mejor forma de vida, en vez de hacerlo hacia arriba, hacia la incompetencia total de la vida"...
(*) Partner de Heidrick and Struggles
Articulo publicado en ECONOMICS Nº 54 Julio-agosto de 1992
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