dimecres, 4 d’abril del 2012

CARTA AL NIÑO QUE LLEVAMOS DENTRO

Querido yo:

A veces pienso que seria bueno tener un “tu a tu” conmigo mismo.   Pero creo que me estoy haciendo un lío y será mejor que te escriba esta carta.
Ahora que soy mayor, veo que toda la vida hemos estado juntos y aún no se ni tu nombre.  Te llamaré como se conoce popularmente “el niño que llevamos dentro”,
Para empezar te diré que tienes el dón de hacerme recordar tantos  buenos momentos que hemos pasado juntos.   En ellos no había malicia, ni violencia…
Solo tengo en mente días de juego, sin juguetes (el ingenio era la mejor herramienta de juegos), desde un trozo de madera, un trapo, o un puñado de arcilla, pero sobre todo mucha inocencia e ilusión.  Eran los juguetes más bellos del mundo…
Contigo todo era maravilloso: la lluvia, la tierra mojada, las calles llenas de nieve en invierno…, los colores del otoño, los lagos rebosantes de agua,  que dicha tan inmensa.
Que bonito recordar, cuando las decisiones importantes las tomábamos con un practico “pito-pito gorgorito”, cuando las cosas se detenían con un simple “eso es trampa”, cuando tener dinero significaba tener una bolsa llena de dulces.
Que grandioso era que dijeras “tonto el último” y todos corríamos como locos hasta que se nos salía el corazón por la boca.
Y que me dices cuando le quitaste las ruedas pequeñas a la bici. Que gran paso en la vida.  O cuando completaste aquella colección de cromos que parecía no acabar nunca.
Que significado tenían las palabras: Guerra solo era tirarse bolas de papel o tizas en medio de clase, poniendo los pelos de punta al profesor de matemáticas.  Envidia era observar que bocadillo tan grande de jamón llevaba Luís y ambición significaba tener mas canicas que el listillo de Jaime.
Como te gustaba subirte en cualquier escalón y ponerte la bata del colegio a modo de capa, y soñar con que eras un superhéroe  o como llorabas desconsoladamente cuando ibas a la playa y tu primo mayor te hacía una “ahogadilla”
Que feliz eras con estas simples cosas.  No necesitabas nada más que un balón y un par de amigos con los que pavonear toda la tarde delante de las chicas de la clase.
Todos estos recuerdos te los debo a ti, gracias por seguir  junto a mí.  Yo jamás te abandonaré ni te olvidaré, pues quiero que a pesar del tiempo  permanezcamos juntos, ya que eres el único que  hoy por hoy aun me hace sonreír.

Recibe un abrazo de tu amigo:

 El adulto que llevas dentro.


Maria Carmen de Arcos
Control i estadistica


Núm III - Juny 2011

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