dimecres, 8 de maig del 2013

TALLIN


Hoy iremos a Tallin, capital de Estonia, ciudad de cerca de medio millón de habitantes. Es una ciudad llena de contrastes. Por una parte está la zona antigua (Old Town) y por otra el resto de la ciudad. La zona antigua es realmente bonita con rincones y edificios medievales, calles estrechas y empedradas con gran encanto. En el “Old Town” destacan edificios como el Ayuntamiento (Raekoda) precioso edificio medieval, la iglesia de San Olaf o la de San Nicolás, así como el interesante monasterio dominico. Cerca del “Old Town” y fuera de las murallas que lo rodean se encuentra el bonito barrio de Toompea donde se hallan varios miradores con grandes vistas de la ciudad antigua y el puerto sobre el Báltico. Esta parte de la ciudad, me parece a mi, está sobreexplotada, pues está repleta de tiendas de souvenirs, de restaurantes y pienso que no pueden dar para todos, teniendo en cuenta que la temporada vacacional es corta. El invierno es tremendamente frio (a la llegada al aeropuerto conocí a una chica que iba a trabajar un año dando clases de castellano y me comentó que le habían dicho que comprara unas botas con clavos para el invierno, cual alpinista). Fuera de esta zona, la ciudad es realmente extensa con barrios llenos de contrastes. Junto a horribles edificios de la época soviética –algunos de ellos con grandes patios interiores con una sola entrada para poder ser más vigilados- y de edificios desvencijados que no me explico como pueden pasar el invierno, se ven rascacielos modernos de multinacionales instaladas tras la caida del comunismo y tras la independencia de Estonia (1991).
 

Tras la llegada del turismo internacional, los precios se han disparado y comer en restaurante o comprar cualquier cosa, te resulta más o menos como aquí (caro). Pero estando de vacaciones hay que darse algún placer. La última noche en Tallin me zampé un plato de reno a la brasa y una botella de vino tinto. Casi 40 ...pero que a gusto se pagan. La moneda es el Euro desde 2011.

 
 
 
HELSINKI

Ya que estamos aquí que mejor que acercarnos al puerto y coger un ferry que te lleva en dos horas y media a Helsinki (ida y vuelta 32 ). Helsinki no es una ciudad, digamos, turística pero me llamó la atención por varias cosas. Hay sitios para ver como la estación de tren –obra del prestigioso arquitecto Eliel Saarinen- el Teatro de la Ópera, El Estadio Olímpico o la Catedral. Llama la atención la gran cantidad de bicicletas que circulan por la ciudad y que luego cuando las dejan, te fijas que prácticamente ninguna esta con candado –aquí no durarían ni diez minutos. Otra cosa que, no por conocida, llama la atención es el altísimo nivel de vida. Tienen sueldos altísimos y los precios están a la altura. Asustan. Cerveza, unos 6 . Cerveza con Frankfurt en puesto callejero 10-12 . Y si vais por la zona comercial, en tiendas y restaurantes no os confundáis al mirar los números que se ven: no son de teléfono, son los precios. Es una pequeña exageración pero la verdad es que alucinas.

Y para acabar, un consejo práctico. Llevad un buen plano pues no es muy recomendable perderse y preguntar alguna dirección. Por ejemplo, del puerto al Estadio Olímpico se va por Kanavakatu, Pohjoisesplanadi, Mannerheiminti y Mannerheinyägen. Pa perderse. La moneda oficial es el Euro.

El viaje se realizó en septiembre de 2011. Vuelo de Ryanair desde Girona ida y vuelta y cinco días en hotel –esta vez un poco cutre- me salió por unos 250 €.

Agur

Fernando

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